Juan O’Gorman es recordado como uno de los artistas más influyentes del siglo pasado en nuestro país. Admirador del movimiento funcionalista representado por el arquitecto suizo Le Corbusier, fue el responsable de introducir a México esta propuesta arquitectónica que abogaba por un diseño que se hiciera para servir a la función del edificio. Los principios básicos de la misma se encuentran plasmados en toda su obra, como la Casa Cecil O’Gorman, en la Colonia de San Ángel, que construyó para sus padres.
Si se describiera este pequeño edificio a una persona que no lo conoce, probablemente no parecería gran cosa: una casa roja de dos pisos, con una escalera exterior y un segundo piso con paredes de vidrio en uno de los lados. Sin embargo, cuando se ve en persona, queda claro el impacto que tiene la mirada funcionalista de la arquitectura, pues la casa no pretende ser nada más que eso: una casa, y aunque es sencilla, el diseño encuentra la manera de ser bello sin necesitar de grandilocuencia para lograrlo.
Fue tan revolucionaria en su momento (la terminó en 1929), que al verla Diego Rivera le pidió que diseñara su casa. Como resultado, O’Gorman construyó entre 1931 y 1932 el edificio que hoy es el Museo Casa Estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo, que sigue atrayendo las miradas de turistas de todo el mundo, no solo por la fama de quienes fueron sus habitantes, sino por su propuesta arquitectónica. Consta de dos edificios ubicados en San Ángel, junto a la casa Cecil O’Gorman, uno blanco y uno azul, ambos simples en sus formas y con ventanas y escaleras como sus únicos adornos, así como un puente que los conecta.
Sin embargo, aunque la casa de la pareja de artistas es de sus edificios más populares, el propio O’Gorman aceptó que su obra favorita fue su casa y estudio, que construyó en Avenida San Jerónimo entre 1948 y 1951, pero que fue demolida por la artista Helen Escobedo después de que la compró en 1969. La pérdida de este edificio marcó mucho al arquitecto, pues era de la que más orgulloso se sentía. Fue muy admirada por sus colegas, incluso por el arquitecto estadounidense, Frank Lloyd Wright, quien influenció mucho la carrera del mexicano.
Aunque se formó y ejerció como arquitecto, Juan O’Gorman es mejor recordado por una obra que ni siquiera es edificio, aunque, eso sí, cubre uno. Él es el artista responsable por el mural que adorna la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), titulado Representación histórica de la cultura. Fue O’Gorman el que lo diseñó y elaboró utilizando piedras y vidrios de colores para retratar el pasado prehispánico de nuestro país, uno de sus temas favoritos, que también exploró en su casa estudio.
Como muralista también elaboró los que adornan la fachada del edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Por suerte, estos se mantuvieron intactos tras el temblor del pasado 19 de septiembre, que dejó el edificio inhabitable. Ya se habla de que podrían desprenderse de la fachada para transportarlos a una nueva sede, así evitando que se pierdan los murales cuando se derribe la construcción. Y en vista de que ya perdimos una de las obras más bellas de Juan O’Gorman cuando su casa fue derribada, esta iniciativa es un esfuerzo importante para asegurar que generaciones futuras se pierdan la oportunidad de ver su trabajo en vivo.
La vida de Juan O’Gorman terminó el 18 de enero de 1982, día en que se suicidó tras batallar por años con una depresión profunda. Pero su legado se mantiene, con su obra repartida por toda la Ciudad de México, adornando espacios por los que transitamos todos los días, recordándonos la importancia de la simpleza y de nuestra historia prehispánica.
Fuentes: Código, El País, El Universal.
Foto principal: Dirección General de Comunicación Social UNAM
Foto obtenidas de perfil Nacho Facello (1) por medio de licencia CC.