Diciembre ya llegó y la temporada de posadas (del 16 al 24 de diciembre) está a punto de comenzar.
Pero más allá de disfrutar de la oportunidad de celebrar con tu familia y amigos , también es importante estar preparado para todos los pormenores que podrían aparecerse en la fiesta.
Corre de la piñata cuando se rompa
Tradicionalmente, las piñatas mexicanas que se rompen en las posadas tienen un estructura de barro en el centro para darle la forma circular, así que cuando los “rompedores” le sueltan el golpe de gracia necesario para que empiece la lluvia de dulces, lo más probable es que ésta venga acompañada de pedazos de barro que te pueden sacar un buen chichón en la cabeza. Hay casas en los que la gente prefiere comprar piñatas de papel, que son más ligeras y cuentan con un potencial de descalabramiento mucho menor que las otras.
Pero aunque te encuentres en una posada con una piñata así, el riesgo sigue siendo alto, porque lo normal es que los anfitriones la hayan llenado con cacahuates o caña de azúcar… Así que mejor vete a la segura y cuando veas que la piñata está por romperse, da un paso atrás, por si las dudas, ya después puedes lanzarte por los dulces sin otro riesgo que ser aplastado por una avalancha de niños.
Aprovecha los picos de la piñata
Las piñatas de posada normalmente tienen siete picos de colores (que representan los siete pecados capitales) hechos de papel. Todo niño sabe que no hay mejor bolsa para sus dulces que uno de esos picos y los siete afortunados que pueden conseguirse uno y retacarlo de dulces cuando se rompe la piñata son vistos con envidia por el resto de los invitados a la fiesta.
Cuidado con el ponche
La mayoría de la gente sirve ponche sin alcohol en las posadas, pero alguno que otro le agrega un toque de tequila y la bebida es tan dulce que puede ser difícil percibir el sabor del “piquete” cuando lo tomas. Además, con el frío que está haciendo este año, va a ser difícil resistirse a la tentación de tomar un ponche calientito, tenga lo que tenga. Sólo recuerda llevarla con calma para evitar ser el aguafiestas que le dio un palazo a alguien cuando rompía la piñata porque se le pasaron las copitas de ponche.
Trata a tu portavelas con cariño
En algún punto de la noche, todos los invitados van a cantar la canción de posada. Para esto, la mitad de los asistentes tomarán el papel de los santos peregrinos (María y José) que van a pedir posada a los dueños del pesebre en el que nació Jesús, el resto de los asistentes. Antes de que empiecen a cantar, a todos les toca una vela, que tienen que cargar mientras entonan la canción. Viene clavada en un portavelas, una especie de falda de papel que evita que la cera derretida te caiga en los dedos y te queme.
El problema es que son frágiles y a muchos nos ha pasado que se rompe el portavelas y acabamos cantando nuestros ruegos al anfitrión con muecas de dolor por las gotas de cera caliente que nos resbalan por la mano. También puede pasar que te toque un portavelas con un agujero más ancho que la vela, así que ponte vivo cuando te pasen el tuyo.
Las luces de bengala no son espadas
Sí, es difícil resistir la tentación… Ya que te aburriste de correr con ellas, darles vueltas y escribir tu nombre en el aire con las chispas, la conclusión lógica a la que todos llegamos de niños cuando empuñábamos una luz de bengala es hacer como que son espadas de fuego y empezar a pelearnos con nuestros amigos… Pero eso sólo es comprensible cuando tienes de 12 años para abajo, así que mejor mantén la compostura y estate al pendiente de los niños que tengan la misma idea para evitar que se piquen con una vara de metal al rojo vivo.
Esperamos que con estos sencillos consejos puedas disfrutar tus posadas más este año.