Siempre que presentaba Mexicanísimo a quienes no la conocían me preguntaban que si estaba patrocinada por alguna dependencia gubernamental (porque en estos días hablar bien del país solo puede ser propaganda del gobierno). Yo contestaba que no, que esta revista era posible gracias a un equipo que amaba México, que sin importar las adversidades o lo mal parado que está nuestro país en términos políticos y sociales, había un grupo de personas que encontraban en nuestra gastronomía, en nuestra gente, en nuestras calles, edificios e historias razones para publicar mes con mes esta revista.
Esas personas son: Luis Jorge Arnau, Alejandro Toussaint, Karina Flores, Bruno Pérez, Claudia Romero, Mariana Torres, Emma Álvarez, Andrea Hierro, Oyuky Pérez, Leonor Fernández, Celia León, Javier Flores, Verónica Martínez, que no solo trabajan haciendo una publicación, cumpliendo un horario y responsabilidades. No, ellos son un equipo apasionado con nuestro país, con sus colores, rostros y arquitectura que tanto han fotografiado Bruno y Kari; que discute y se deleita con su literatura como Alejandro y Javier; que canta a Chava Flores y a José Alfredo de memoria como Luis Jorge. A ese gran y maravilloso equipo me sumé hace dos años. A partir del primer día aprendí que ochenta páginas jamás son suficientes para hablar de toda la riqueza cultural de este pedazo de tierra en donde nos tocó vivir. Viajé a través del tiempo y conocí a personajes como Epigmenio González y descubrí que él fue el verdadero iniciador de la Independencia; exploré los rincones más escondidos de la Ciudad de México gracias a los artículos de Jorge Pedro; leí la literatura de Elena Garro y la Generación de la Onda a través de la excelsa pluma de Laura Adriana; conocí a los primeros aviadores mexicanos y a personajes importantísimos, pero que la historia no les ha hecho justicia, con los textos de Carlos Eduardo; vi y me enorgullecí del cine nacional a través de las palabras de Hugo Lara.
Mexicanísimo en dos años se convirtió, para mí, en más que un trabajo, en una visión de vida, en un segundo hogar, por ello quiero agradecer especialmente a Luis Jorge por permitirme ser parte de este gran equipo y compartirme su amor por este país; a Alejandro por confiar en mí y enseñarme a editar con pasión; a Bruno por hacerme ver que la creatividad es la clave para ser un gran editor y a Kari por ser mi compañera de viajes y tener la paciencia de enseñarme en mis primeros “pininos” del diseño. Gracias Mexicanísimo por reencontrarme con mi país, por mostrarme su mejor rostro, el más humano: el que abraza a una pasión.