El arte de coleccionar, clasificar y estudiar los sellos postales, conocido como filatelia, comenzó en Inglaterra el 6 de mayo de 1840, cuando se imprimió el primer timbre postal del mundo, llamado “Penny Black”.
En México, el 21 de febrero de 1856 se decretó –durante el gobierno provisional de Ignacio Comonfort– una ley que modificó el sistema de correos en la que se implantó el uso del timbre, se modificaron las tarifas y se estableció el uso de contramarcas para cada agencia de correos.
El 1º de agosto de 1856 se pusieron a la venta los primeros sellos postales en el país. La primera emisión fue una serie de cinco timbres, todos grabados con la efigie de don Miguel Hidalgo, pero con colores diferentes para cada valor.
Al terminar la guerra de Reforma en 1861, con Benito Juárez en la presidencia, se hizo una segunda emisión de los timbres de Hidalgo, con las placas originales, pero se cambiaron los colores de cada uno de los valores. En 1864 el gobierno encargó al American Bank Note una tercera emisión de los mismos timbres. Y no fue sino hasta el 15 de mayo se 1864 que se emitieron unos sellos nuevos, conocidos como “Águilas Reales”.