Jonás Cuarón vuelve como realizador de Desierto, una propuesta brutal, una nueva aproximación al cine que cuenta las historias de mexicanos que intentan cruzar la frontera, el cual se ha convertido casi en un subgénero dentro del cine nacional.
Desierto inicia con un plano abierto, con el abrasante sol apareciendo lentamente detrás de unas montañas mientras el título, en letras enormes que anuncian la presencia inabarcable del desierto de Sonora, se dibuja en la pantalla, casi como si se tratara de un espejismo. En esta inmensidad, una pequeña y destartalada camioneta avanza lentamente. El vehículo se descompone y descubrimos en él a 14 migrantes y 2 coyotes, intentando cruzar ilegalmente la frontera estadounidense. Luego de darse cuenta de que no habrá forma de arreglar la camioneta, los coyotes indican que deberán completar un par de días de caminata para poder alcanzar su destino.
El guion de Jonás Cuarón y Mateo García evita mayor información sobre sus personajes, intentando, al hacer a un lado sus backstories, transmitir los cientos de historias de tantos migrantes sin rostro que día a día arriesgan la vida para alcanzar la promesa de una estabilidad que será imposible alcanzar en su país.
Cuando parece que la película tomará el camino varias veces explorado, Cuarón introduce a Sam (Jeffrey Dean Morgan), un hombre que se dedica, por el gusto y la inyección de adrenalina que esto le supone, a asesinar a los migrantes, cazándolos como si se tratara de animales a los que rastrea junto con Tracker, su feroz perro pastor alemán.
A partir de este momento, Cuarón evita todas las concesiones. El tema es brutal, la realidad es aterradora y la vertiginosa cámara de Damián Garcia, en ningún momento alejará la mirada ni evitará mostrarnos la realidad con toda su crudeza.
Con Desierto, Cuarón elabora una película reconocida plenamente dentro del género del terror. Con esta decisión, el director logra transmitir la desesperación de sus personajes al ver cómo uno a uno van perdiendo la vida, sabiendo que si el “gringo” no los alcanza, el desierto terminará con sus vidas.
Desierto es una de las más logradas y desesperanzadoras cintas mexicanas que retratan las terribles realidades de la migración y los muchos peligros a los que los mexicanos se enfrentan en el cruce fronterizo. Filmada en locaciones de la Península de Baja California, Cuarón y Damián García hacen gran uso de los escenarios naturales. Se apropian de cada elemento del desierto para brindar a sus personajes oportunidades de resguardo, pero al mismo tiempo, de más peligros por sortear. La edición, también de Cuarón, no da tregua al espectador y no permite un minuto de descanso a lo largo de su duración.
Con Desierto, Jonás Cuarón se establece como uno de los realizadores mexicanos más sólidos de la última generación. Una película directa, un villano despiadado, una pesadilla que se siente más aterradora al pensar que es una de nuestras más dolorosas realidades.