Fotos: Karina Flores
Linares, Nuevo León, es una antigua villa fundada en 1712 en honor del virrey Fernando de Alencastre Noroña y Silva, duque de Linares. Actualmente es una de las ciudades más importantes del estado y uno de los lugares más sabrosos de México, debido a la cantidad de dulces que se elaboran, como las golosinas hechas a base de leche de vaca y cabra: las famosas glorias.
Las glorias son dulces de leche quemada y nuez, confeccionados de manera artesanal y casera, cuya receta ha sido heredada de generación en generación. En la marquería “La Salamanca” de Natalia Medina se comenzó a elaborar un nuevo dulce como una opción más barata y pequeña de la marqueta.
Existen distintas versiones de cómo surgió el ya tan célebre apelativo “glorias”; doña Natalia vendía sus dulces de leche en eventos sociales del casino y era tanto el deleite entre los comensales que decían sentirse “en la gloria”. También se cuenta que doña Natalia decidió registrar su invento para nombrarlo pensó en el nombre de su nieta. Cualquiera que sea el surgimiento del nombre, estas delicias de Linares han vuelto tan famoso a este municipio de Nuevo León desde que surgieron en 1932. Hoy en día, la marquetería de doña Natalia se llama “La Guadalupana” por la devoción que la inventora siente por la Virgen del Tepeyac.
El proceso de elaboración inicia desde muy temprano para evitar el calor del día, ya que la leche mezclada con azúcar tiene que estar en la lumbre de dos y media hasta tres horas en enormes peroles (vasijas de metal, por lo regular de cobre). Durante el tiempo que la leche está en el fuego se tiene que mover constantemente con utensilios de madera hasta lograr la consistencia deseada; después se deja enfriar para que al siguiente día se pueda trabajar con la mezcla; con una cuchara se toma una porción del dulce, se da forma, se espolvorea con nuez, se envuelven con el tradicional celofán rojo y están listas.