Era común a principios del siglo XX que todo movimiento de vanguardia –corriente artística con intenciones de experimentación, rebeldía, originalidad y transgresión– expresara su razón de ser, motivaciones, objetivos e implicaciones, a través de manifiestos.
Según la Real Academia de la Lengua Española, un manifiesto es un escrito en que se hace pública declaración de doctrinas o propósitos de interés general.
La mayoría de los movimientos de vanguardia, llevan en su nombre el sufijo ismo. Muchos nacieron en Europa y llegaron a México por la fuga de intelectuales y artistas exiliados en periodos de postguerra.
Los principales ismos o vanguardias son: Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Surrealismo, Ultraísmo, Creacionismo y Estridentismo. Éstos involucran a las artes plásticas, la literatura, el teatro, la fotografía y el cine.
El Estridentismo nació en México por influencias del Ultraísmo y el Futurismo. Tomó su nombre del término estridente: algo que produce ruido y estruendo, un sonido desapacible o bien, causa de una sensación molestamente llamativa.
El movimiento en México surgió como respuesta a la Revolución. Hablaba de los estragos económicos, laborales, sociales y artísticos. Cuestionó y se intrigó por el uso excesivo de máquinas antes, durante y después de la guerra (ferrocarriles de carga, aeroplanos, ametralladoras, máquinas industriales); no temía hablar de masas, obreros, proletariado y explotación; no olvidó al amor; exhibió el vacío simbólico y real en los discursos marihuanos de los políticos; y abrió nuevas alternativas estéticas que cuestionaban a las dominantes de la época.
El primer manifiesto estridentista fue lanzado hacia finales de 1921 por su fundador en este país, Manuel Maples Arce: poeta, abogado, diplomático (representante de México ante Francia Panamá, Chile, Colombia, Japón, Canadá, Noruega, Líbano y Pakistán) y escritor mexicano. Nació en Papantla, Veracruz. Otros contemporáneos de Maples Arce que, inspirados por él, se sumaron al movimiento son Luis Quintanilla, Germán List Arzubide, Arqueles Vela, M.N. Lira, Mendoza Salazar, Molina y Salvador Gallardo.
El segundo manifiesto, presentado aquí, fue lanzado en enero de 1923 en Puebla.
¿Qué nos dice? Que hay que ser irreverentes y defender nuestra vergüenza intelectual. ¿A qué nos invita? A la posibilidad de un arte nuevo, en el que Charles Chaplín [sic] sea angular, representativo y democrático, a cagarnos en estatuas de generales brabucones, defendernos de los monstruos que se disfrazan de merolicos exegísticos, hacer poesía que sea poesía de verdad y no babosadas. ¿No me creen? Compruébenlo ustedes mismos porque como única verdad, la verdad estridentista y a los que no estén con nosotros se los comerán los zopilotes.
Ahora sí amigos míos… ser estridentista es ser hombre… ¡Apaguemos el sol de un sombrerazo!
Foto:
Jorge Gaviño/“Museo Nacional de Arte CONACULTA, INBA”
Manuel Maples Arce
Manifiesto Estridentista ¡¡Viva el mole de Guajolote!!
Puebla, 1º de enero de 1923
Impresión gráfica directa
Museo Nacional de Arte, CONACULTA, INBA