“Somos más los buenos”, suelen repetir incesantemente políticos, académicos, activistas y uno que otro reportero que, de cubrir fuentes periodísticas como seguridad y narcotráfico, se convirtió en el editor de una revista apasionada, objetiva y soñadora, pero no por eso menos consciente y crítica de la realidad que a todos nos compete.
Muchas veces la megalomanía de un proyecto puede confundirse con el nulo involucramiento en temas como política o economía, en Mexicanísimo se hace, sí, a través de un llamado a la reflexión: ¿por qué estamos como estamos y qué podemos hacer para mejorarlo? Pero, ¿cómo? Si bien no manejamos números ni mucho menos estadísticas, nuestro balance es a través de la visión de a pie, es decir, hablamos de la riqueza del país visitando cada rincón, de norte a sur, entre callejones y plazoletas, con botas vaqueras o sandalias, con frío o con calor, conociendo a su gente y sus tradiciones, probando su comida y cocinando con ellos, bailando al ritmo de un buen huapango o festejando el Día de Muertos en un panteón.
La vida se nos va entre tantos estudios absurdos que no han cambiado nada la realidad en la que vivimos, al contrario la hacen más compleja y por momentos no se entiende si vivimos en el país de un partido político, el estado de la organización a favor de lo mejor, en el municipio de los líderes sin nombre o en la colonia de los que dicen que entienden nuestras necesidades sin saber qué necesitamos.
¿Y si mejor medimos el nivel de felicidad a través de nuestros colores, con una breve descripción y una invitación sin pasaporte a un sitio emblemático de México? Eso hacemos en Mexicanísimo y desde hace un año me gusta mucho. “Es una terapia”, repito cada vez que me preguntan ¿cómo te va en tu trabajo?.
Agradezco la oportunidad de conocer un país profundamente rico, con un legado histórico inigualable y gente tan entregada a sus proyectos (un guiño a Luis Jorge Arnau). Hoy, 15 de julio de 2015, se cumplen 365 días (bueno, casi, descontando vacaciones, fines de semana y esas cosas burocráticas) de pertenecer a un gran equipo de trabajo, con ideas innovadoras, mundos distintos y con una misión en común: abrazar esta pasión.