“Desde las lomas, la ciudad se veía flotar en un halo tenue que recortaba sus perfiles: volcada sobre el valle, tendida entre los siglos, viva y eterna”, así describió Salvador Novo a la Ciudad de México en su famosa crónica La nueva grandeza mexicana, urbe que lo vio nacer el 30 de junio de 1904.
La pluma de Novo dejó huella en casi todos los géneros literarios: poesía, crónica, teatro, ensayo y hasta en la música, pues como compositor escribió varias canciones, una de ellas (quizá la más conocida) es “Cuenta perdida”, interpretada por Lola Beltrán; por lo que su muerte, el 13 de enero de 1974, supuso un gran vacío para los diferentes ámbitos culturales del México del siglo XX.
Desde muy temprana edad, el talento de Novo se hizo evidente. En 1925, con tan sólo 21 años de edad, fue nombrado jefe del Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública y sale a la luz su primer libro de poesía titulado XX poemas, con el cual entró por la puerta grande al mundo de la de la literatura. Dos años después, fundó, junto con el poeta Xavier Villaurrutia, la revista Ulises, el primer medio impreso en difundir las vanguardias europeas en nuestro país; entre sus páginas desfilaron los franceses André Gide, Paul Valéry, Max Jacob y los norteamericanos James Joyce y John Dos Passos; asimismo personalidades nacionales como Gilberto Owen, Jaime Torres Bodet, Carlos Pellicer y Jorge Cuesta, todos jóvenes escritores que poco después conformarían el grupo de Los Contemporáneos y fundarían la revista del mismo nombre.
“Desde las lomas, la ciudad se veía flotar en un halo tenue que recortaba sus perfiles: volcada sobre el valle, tendida entre los siglos, viva y eterna”
Salvador Novo
Irreverente, contestatario, polémico y rebelde han sido algunos de los calificativos que le han asignado a Salvador Novo, no sólo porque siempre asumió abiertamente su homosexualidad y la hizo expresa en cada uno de sus versos y estrofas; al respecto, el mismo poeta dijo una vez: “no es una deserción de la virilidad: es una aceptación de mi escritura psíquica”, sino por lo excéntrico de su personalidad. Todo mundo lo reconocía por su estrafalaria peluca color zanahoria y los diez anillos que usaba en cada dedo, y cómo olvidar sus sandalias doradas que tantas burlas e insultos provocó cuando estudiaba la carrera de Derecho en la Escuela de Jurisprudencia. Así, provocador y estrafalario, Novo se abrió camino en el mundo de las letras, haciendo frente a la conservadora y homofóbica sociedad en la que vivió.
A 41 años de la muerte de Salvador Novo, su voz queda para nosotros en sus más de veinte libros de poesía, crónica y ensayo, que hoy día son un referente de la literatura mexicana del siglo XX. Para recordar al “homosexual belicosamente reconocido y asumido en épocas de afirmación despiadada del machismo” –como lo describió Carlos Monsiváis–, compartimos una selección de sus versos:
Breve romance de ausencia
“Mis manos te han olvidado
pero mis ojos te vieron
y cuando es amargo el mundo
para mirarte los cierro”.
Florido laude
“Lo menos que yo puedo
para darte las gracias porque existes
es conocer tu nombre y repetirlo”.
Tema de amor
“Entre tu aurora y mi ocaso
el Tiempo desaparecía
y era nuestra y era mía
sangre, labio, vino y vaso”.
Amor
“Amar es ese tímido silencio
cerca de ti, sin que lo sepas,
y recordar tu voz cuando te marchas
y sentir el calor de tu saludo”.
Poema Interrumpido
“Aún ahora al escribir, estoy haciendo una cosa diferente.
Me dije: tengo que escribir un hondo poema
y he de expresar en él todo el dolor que sufro
ante la evidencia de que envejezco”.