Es quizá la Revolución Mexicana el suceso histórico de nuestro país más recreado en el campo de la cinematografía. Rebozos, cananas, balazos, sombreros de charro, caballos, soldaderas y bigotones son, muchas de las veces, los protagonistas cuando se trata de relatos revolucionarios. La ventaja que tuvo la Revolución frente a rebeliones anteriores de nuestro país fue la llegada del cinematógrafo, invento que permitió documentar in situ la rebelión; aunque en un inicio tenía fines panegíricos al servicio del gobierno de Porfirio Díaz como documentar sus campañas electorales, promover sus acciones políticas y sociales, así como difundir los avances que suponían un México entrado en la modernidad. Sin embargo, también muchos líderes de la Revolución como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón y Francisco Villa vieron en este nuevo artilugio una forma de expandir su lucha y por qué no de promoverse a sí mismos. De tal forma que la llegada del cine a México supuso más que un novedoso divertimento, un arma visual para infundir entre la sociedad las ideologías de cada uno de los dirigentes revolucionarios, quienes aprovecharon las habilidades de compañías y cinematógrafos nacionales como extranjeros para filmar sus huestes y batallas.
Francisco I. Madero tuvo de su lado a Salvador Toscano y a los hermanos Alva, quienes filmaron su imagen tras la firma de los acuerdos de Ciudad Juárez en 1911. Pancho Villa firmó en 1914 el famoso contrato de exclusividad con la Mutual Film Company, para difundir una imagen favorable de su causa en los Estados Unidos, con lo que recaudó 50 mil dólares que destinó para proveer a la División del Norte. Huerta intentó utilizar a camarógrafos norteamericanos como Frank Jones y Fritz Arno Wagner, para ilustrar el supuesto poder y profesionalismo de un ejército federal que avanzaba de derrota en derrota. Venustiano Carranza contó con los servicios del cineasta George D. Wright, norteamericano radicado en México, quien fue un activo propagandista del “Primer Jefe”. Álvaro Obregón estuvo acompañado por el notable fotógrafo Jesús H. Abitia a lo largo de sus ocho mil kilómetros en campaña. Emiliano Zapata y su Ejército Libertador del Sur optaron por otras vías artísticas de difusión como los corridos de Marciano Silva impresos en papel de china. Las imágenes cinéticas que se tienen del Caudillo del Sur fueron registradas por las cámaras al servicio de Madero en su encuentro con Zapata en Cuernavaca.
La filmografía de la Revolución Mexicana es vastísima y comprende distintos géneros que van de lo documental a lo paródico, del drama a la comedia, cada uno respondiendo al enfoque narrativo del director. Tan sólo la filmoteca de la UNAM ha registrado 519 títulos: 134 documentales nacionales y 86 extranjeros, así como 156 películas de ficción nacionales y 143 extranjeras.
A continuación compartimos algunos de los títulos más destacados de películas que toman como motivo a la Revolución Mexicana:
- Insurrección en México (1911) Documental de los hermanos Alva, duró 3 horas, 40 minutos. Es una síntesis cronológica y una exaltación velada hacia Francisco I. Madero.
- El Robin Hood Mexicano, producida y dirigida en 1928 por Antonio Fernández con Pedro Valenzuela, Chano Urueta, Carmen La Roux, Carmen Castillo y Antonia Barrios.
- La venganza de Pancho Villa (1930), cinta de montaje realizada y difundida por don Félix Padilla y su hijo Edmundo.
- La trilogía dirigida por el reconocido cineasta Fernando de Fuentes: El prisionero 13 (1933), El compadre Mendoza (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935), esta última censurada por el gobierno de Cárdenas.
- Los de Abajo (Con la División del Norte) filmada en 1939 por Chano Urieta y con fotografía de Gabriel Figueroa.
- Duelo en las montañas (1941), de Emilio “el Indio” Fernández.
- Flor Silvestre (1943) versión fílmica de la novela Sucedió ayer de Fernando Robles, dirigida por Emilio el “Indio” Fernández, fotografía de Gabriel Figueroa y protagonizada por Dolores del Río y Pedro Armendáriz. Es quizá la película que inicia una larga lista de títulos que exaltan los logros revolucionarios a través de la creación de tópicos y la glorificación del nacionalismo mexicano en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
- Si Adelita se fuera con otro (1948), bajo la dirección de Chano Urueta.
- La sombra del caudillo (1960), dirigida por Julio Bracho y con fotografía de Agustín Jiménez.
- La soldadera (1966), con la dirección de José Bolaños y protagonizada por Silvia Pinal. Éste es un filme que narra desde un punto de vista femenino la Revolución.
- Los recuerdos del Porvenir (1969) del cineasta Arturo Ripstein.
- Emiliano Zapata (1970), dirigida por Felipe Cazals.
- Reed/México insurgente (1970) del director Paul Leduc.
- Los rollos perdidos de Pancho Villa (2003), documental dirigido por Gregorio Rocha Valverde, que narra la búsqueda de una película desaparecida: The Life of General Villa, producida bajo contrato entre el jefe rebelde mexicano y la compañía Mutual Film Corporation, en 1914.
- Zapata: el sueño de un héroe (2004), dirigida por Alfonso Arau y protagonizada por Alejandro Fernández.
La lista de filmes a propósito de nuestra Revolución es aún muy larga, sin embargo fueron los anteriores títulos las obras cinematográficas que marcaron la narrativa visual de este acontecimiento histórico, creando tópicos como el caudillo, la adelita, el hombre revolucionario de recalcitrante machismo, batallas y amoríos a la usanza del western y, por supuesto, la mitificación heroica de las figuras de Pancho Villa, Madero, Carranza y Zapata. Siendo éstas las figuras que construyeron el imaginario popular en torno a uno de los acontecimientos más complejo pero al tiempo fascinante de nuestra historia.