“En medio siglo o más, ya nada igual verás, pero es el cielo hoy por hoy.” Es precisamente el verso de esta canción el que describe –en toda su grandeza– a la figura más internacional del teatro musical que hay en México: Bianca Marroquín. Su nombre ha estado en algunos de los musicales más importantes del país y ha protagonizado ya varios montajes en la capital del teatro mundial: Broadway. Es una artista de su tiempo, que entiende la cambiante dinámica en el mundo del espectáculo, y su presencia se extiende más allá del escenario a la televisión y a la industria musical.
Nació en Monterrey, Nuevo León, y fue educada en la ciudad texana de Brownsville, donde la inquieta Bibi descubrió desde los ocho años su pasión por el baile, que a la larga sería la llave para acceder a sus mayores triunfos. Mientras efectuaba estudios en Ciencias de la Comunicación y participaba en diversos eventos escolares llegó su primera audición profesional y fue seleccionada para el montaje de 1997 del musical de Disney: La bella y la bestia.
A partir de su llegada a la Ciudad de México, Marroquín comenzó una ascendente carrera por la escena nacional. Vinieron Rent, El fantasma de la ópera, Los monólogos de la vagina y, desde luego, el protagónico (Roxie Hart) de la obra que la encumbraría: Chicago. Para fortuna de la actriz, su trayectoria en las tablas comenzó desde abajo y antes de ser una estrella pisó el escenario como swing (comodín, parte del cuerpo de actuación) y capitana de baile. Por ello, ni los premios ni la fama hacen que pierda contacto con la realidad y que mantenga su humildad.
La internacionalización de Bianca llegó durante el sexto mes del montaje de Chicago en México, cuando su productor le informó que se integraría por tres semanas a la obra en Broadway. Nunca imaginó que esa incursión la llevaría a alternar con reconocidas figuras del espectáculo estadounidense: el cantante Usher o los actores George Hamilton y John Schneider. Fueron tan exitosas aquellas funciones que la invitación se repitió en diversas ocasiones; incluso, encabezó durante dos años la gira que se hizo por Estados Unidos y Canadá. La cereza del pastel de ese intenso recorrido con la obra de John Kander y Fred Ebb fue la celebración del décimo aniversario de Chicago, pues la actriz mexicana compartió el escenario con las famosas actrices Melanie Griffith y Brooke Shields y fue la única latina incluida en el disco conmemorativo, donde además cantó en español.
Bianca había llegado a Broadway como una estrella importada, pero sabía que todavía distaba de ser reconocida por el público estadounidense. Por ello, decidió participar en la obra The Pajama Game y en el interminable drama televisivo One Life to Live. Además, protagonizó a Mary Poppins en el exitoso musical del mismo nombre.